Cómo las tradiciones orientales y ancestrales inspiran el trabajo sistémico de sanación familiar
Honrar el pasado no es una idea nueva. Desde hace milenios, muchas culturas orientales —y especialmente la china— han sostenido una profunda reverencia por los ancestros. Esta práctica, que puede verse en rituales, festividades y actitudes cotidianas, no es solamente un acto de tradición: es una filosofía de vida que reconoce que quienes vinieron antes de nosotros forman parte viva de nuestra identidad.
En la cultura china, el respeto a los ancestros se manifiesta en el altar familiar, en las ofrendas y en las ceremonias del Año Nuevo, donde se invoca su presencia y se les agradece por su legado. Esta honra es considerada un deber moral y una forma de mantener el orden en la familia y en la sociedad. Como decía Confucio:
“El que no sabe llevar su contabilidad de tres generaciones, es un ignorante.”
En el trabajo de las Constelaciones Familiares, encontramos una resonancia poderosa con esta mirada. Tal como lo enseñó Bert Hellinger, incluir a los que fueron, darles su lugar y reconocer su destino —sin juzgar, sin excluir— libera fuerzas de amor que permanecían bloqueadas.
Pero no es solo en Asia donde encontramos esta profunda conexión con los ancestros. En África, muchas comunidades tribales también viven desde una cosmovisión en la que los antepasados tienen un rol esencial en la vida cotidiana. Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares, vivió durante 16 años con los zulúes en Sudáfrica, y fue allí donde descubrió la importancia suprema que estas culturas dan a los ancestros. Observó que el respeto, los rituales y el lugar otorgado a quienes vinieron antes eran elementos fundamentales del orden familiar y comunitario.
Inspirado por esta experiencia, Hellinger comprendió que el alma humana necesita pertenecer, y que todo lo excluido —incluidos los antepasados olvidados o rechazados— buscará volver a ser visto. Las ceremonias, cantos y rituales africanos no son meras costumbres: son puentes de conexión viva con el pasado. Esta sabiduría africana, al igual que la oriental, nutre la mirada sistémica y amplía nuestra capacidad de sanar a través del respeto, la inclusión y la reconciliación.
También en México y buena parte de América Latina persiste esta relación amorosa y respetuosa con los ancestros. El Día de Muertos, por ejemplo, es una festividad en la que millones de personas honran a sus difuntos con altares, flores, alimentos y recuerdos. Esta tradición no solo celebra la memoria, sino que crea un vínculo vivo entre generaciones. Es una forma popular y poderosa de dar un lugar a los que ya no están, de recordar que no venimos de la nada y que nuestras raíces merecen ser vistas y honradas.
Ya sea en los altares chinos, en los rituales africanos o en las ofrendas mexicanas, el mensaje es el mismo: lo anterior sigue vivo en lo presente, y merece respeto.
“Reverenciar a los ancestros y preservar las tradiciones es el principio de la virtud.” — Confucio
Porque, como recuerda la sabiduría ancestral:
“Quien cuida las raíces, florece con fuerza.” — Inspirado en la filosofía de Confucio
Así, el respeto y el reconocimiento que hacen estas culturas hacia los ancestros es un bello regalo a la humanidad, y en particular a quienes están en el proceso de sanación o bien en la búsqueda del crecimiento y desarrollo interior.
