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¿Quieres liberarte del pasado? Primero míralo con amor

¿Quieres liberarte del pasado Primero míralo con amor

No se rompe con el pasado: se honra, se integra y se transforma

Muchas personas llegan a las constelaciones familiares con un deseo legítimo: “Quiero romper con esto”, “Quiero cortar con ese patrón”. Se refieren a relaciones familiares difíciles, comportamientos destructivos que repiten o cargas emocionales que parecen no tener origen claro. Sin embargo, desde la mirada de las constelaciones familiares, esta intención de “romper” puede ser vista como una resistencia al amor que, aunque torpe o infantil, está en la raíz de ese vínculo.

¿Romper o mirar con amor?

Cuando decimos “quiero cortar con mi madre/padre/familia”, sin darnos cuenta estamos negando el origen. Y en ese rechazo se esconde muchas veces un dolor no mirado, una herida no nombrada. Desde la visión sistémica, no es necesario “romper” con nada; más bien, se trata de incluir, de ver con nuevos ojos lo que antes dolía.

No se trata de juzgar ese impulso. Todos queremos liberarnos del sufrimiento. Pero si esa liberación no viene acompañada de una comprensión más profunda, de un reconocimiento amoroso hacia los padres, los abuelos, o incluso hacia nuestros propios actos pasados, entonces lo que conseguimos es una separación que no sana y peor aun, divide.

A veces lo que queremos dejar atrás no es más que una forma inmadura de amor. Una lealtad ciega a la madre, al padre, a una abuela excluida, a un hermano que partió. Cuando decimos “no quiero ser como ellos”, estamos también diciendo “no quiero parecerme a quienes me dieron la vida”. Y eso, en el alma, es una herida profunda.

Bert Hellinger hablaba del “amor ciego”, ese amor que los niños usan para intentar salvar, pertenecer o equilibrar. Muchas veces lo que queremos dejar atrás fue en su momento un acto de amor infantil. Comprender esto no significa justificar el sufrimiento, sino darle un nuevo lugar: uno más consciente y libre.

Además, lo que se resiste persiste y cobra fuerza. Cuanto más se niega una parte de nuestra historia, más intensamente suele manifestarse. El alma familiar no olvida, y todo lo excluido buscará volver a ser visto, reconocido y abrazado. Y cuando no lo logramos hacer de forma consciente, suele reaparecer de maneras que no son benéficas ni gratas: en conflictos repetidos, enfermedades, bloqueos o relaciones difíciles.

Las cadenas no se cortan, se transforman

Las “cadenas del pasado” que sentimos a veces son lazos no resueltos, vínculos que quedaron congelados en el dolor. Pero esos lazos, cuando se miran con el corazón abierto y sin juicio, pueden transformarse en raíces que nos dan fuerza.

Honrar como camino de liberación

En vez de romper con el pasado, podemos hacer algo mucho más poderoso: honrarlo. Honrar no es idealizar, es reconocer que incluso eso que dolió nos trajo hasta aquí. Al decir “sí” a lo que fue, sin querer cambiarlo, se abre la puerta para que algo nuevo florezca.

En una constelación familiar, podemos ver que lo que parecía un obstáculo muchas veces es una expresión de amor no comprendido. Al mirar con otros ojos y desde el lugar y mirada de adulto, aparece una salida amorosa, ordenada y sobre todo verdadera.

Reconciliar en vez de romper

No se trata de romper con el pasado, sino de reconciliarnos con él. Así, el dolor deja de ser carga y se vuelve experiencia, el miedo se convierte en claridad, y lo que dolía… en una puerta abierta hacia una vida más libre.

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